“Por eso va cautivo mi pueblo por falta de discernimiento; sus notables están muertos de hambre y su multitud reseca de sed”. Isaías 5:13
El texto con el que iniciamos este tema
nos deja ver la necesidad de poseer discernimiento espiritual para la
vida diaria. Dios claramente revela que la razón por la que Él está a
punto de enviar a Su pueblo al cautiverio es la falta de discernimiento.
Esta enseñanza es enfatizada en Isaías 27:11 : “Porque no es pueblo de discernimiento, por tanto su Hacedor no le tendrá compasión, y su Creador no tendrá piedad de él”. Sin la capacidad de discernir no podemos caminar sabiamente en obediencia a los mandatos de Dios.
Pablo en el Nuevo Testamento reconoce
esta necesidad, y al escribir a los Filipenses les dice: “Y esto pido en
oración: que vuestro amor abunde aún más y más en conocimiento
verdadero y en todo discernimiento…”, (Fil. 1:9). Pablo está pidiendo no
solamente porque el amor y el conocimiento abunden en medio de ellos,
sino que abunde también todo tipo de discernimiento; discernimiento para
todo tipo de circunstancias. Su oración es para que una de las
bendiciones que Dios le otorgue a la Iglesia de Filipos es precisamente
la habilidad de discernir en medio de las circunstancias en la que ellos
pudieran encontrarse.
Dado el valor que Dios le otorga a este
don y/o fruto del Espíritu, tenemos que preguntarnos, ¿qué es ese
discernimiento?, ¿cómo se adquiere?, ¿cómo se cultiva?, y preguntarnos
si lo tenemos o no.
Una de las definiciones más sencillas
que pudiéramos dar es que el discernimiento es la habilidad para
diferenciar la verdad del error. Uno de los diccionarios consultados
simplemente dice que el discernimiento es “la habilidad de ver lo que
está oscuro”; por lo que alguien con la habilidad de discernir pudiera
ver cosas en una circunstancia, o en la lectura de la Biblia, que quizás
otros no pudieran ver tan claramente. Nuestra definición del
discernimiento espiritual es esta: “es la capacidad dada por el Espíritu
Santo de ver la vida a través de la revelación de Dios”.
Uno de los frutos del discernimiento
espiritual es la capacidad para caminar con sabiduría y a la vez caminar
en integridad de corazón. Sin embargo, es importante mencionar que el
tema de discernimiento espiritual es una cualidad desarrollada sólo
dentro del pueblo de Dios, puesto que sólo es posible en aquellos en
quienes mora el Espíritu Santo (1 Cor. 2:14 ).
En 1 Reyes 3:9 encontramos a Salomón orando de la siguiente manera: “Da,
pues, a tu siervo un corazón con entendimiento para juzgar a tu pueblo y
para discernir entre el bien y el mal. Pues ¿quién será capaz de juzgar
a este pueblo tuyo tan grande”. Salomón le está pidiendo a
Dios que le dé esa capacidad de la que estamos hablando, pero la razón
por la que lo pide es para poder diferenciar, a la hora de gobernar,
entre el bien y el mal.
Esto que pidió Salomón fue exactamente
lo que Adán no supo hacer. Dios representaba el bien, y como tal le hizo
una promesa y una prohibición. Satanás, como representante del mal, le
“levanta la prohibición” y le hace otra promesa. Adán y Eva necesitaban
ejercer discernimiento y juicio para saber qué representaba el bien, lo
que Dios había dicho, y qué representaba el mal o la seducción de
Satanás. Ciertamente Adán y Eva no sabían que la serpiente representaba a
Satanás, pero ellos no tenían que saberlo, simplemente necesitaban
conocer lo que ya conocían y es que Dios ya había hablado y había
revelado algo. Ellos no podían abrazar ningún concepto contrario a lo
que ya Dios había hablado, porque de esa manera iban a mostrar su falta
de discernimiento.
1 Crónicas 12:32 nos dice “De
los hijos de Isacar, expertos en discernir los tiempos, con
conocimiento de lo que Israel debía hacer, sus jefes eran doscientos; y
todos sus parientes estaban bajo sus órdenes”. Ahora yo tengo,
en el contexto de este versículo, que la palabra discernir está también
relacionada al conocimiento para saber qué hacer. Antes de hacer, tengo
que discernir qué es lo que debo hacer.
Todo esto que hemos dicho acerca de la
definición de discernimiento, comenzando con las primeras definiciones
del diccionario y terminando con aquellas palabras en los lenguajes
originales, nos dejan ver de una mejor manera que discernimiento es una
habilidad, es una capacidad que nos permite diferenciar entre el bien y
el mal, entre lo falso y lo verdadero. Nos permite también decidir un
curso de acción, juzgar a la ahora de tener que pasar un juicio sobre
algo o sobre alguien. Todo esto es parte de lo que la palabra de Dios
llama discernimiento y que debiera caracterizar a todo cristiano. En el
próximo post estaremos hablando de cómo podemos llegar a desarrollar
este discernimiento espiritual.
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