Un lugar dedicado a las mujeres con temas que nos interesan. Es importante recordar que toda persona tendrá algún problema. Pero más importante aun es saber que para cada problema nuestro DIOS tiene el remedio.
lunes, 28 de agosto de 2017
La Viuda de SAREPTA
La historia de la viuda de Sarepta comienza con el cuidado, por parte de Dios, de la vida de Elías. Era una época de sequías y supervivencia (1 Reyes 17:1), pero el profeta puede vivir del sustento que viene del Señor (1 Reyes 17:2-6). El tiempo pasó, el arroyo que le daba agua a Elías se secó y, en ese momento, Dios le ordena que vaya a Sarepta, para recibir ayuda de una viuda (1 Reyes 17:8-9).
Su nombre no es citado en la Biblia, pero nos dejó un ejemplo de obediencia y humildad. Ella vivía con un hijo y tenía comida apenas para los dos. Después de usar eso, morirían.
Aun en esas condiciones, la viuda obedeció a Elías y cocinó una pequeña torta con el poco aceite y harina que tenía. Puso su fe a prueba, creyendo en la Palabra del profeta (1 Reyes 17:12-16). De esta forma, dio lugar para que sucediera un milagro en su vida.
Lo más impresionante es que se abrió a creer en un Dios que no conocía. Se permitió confiar en la única chance que tendría para ayudar a alguien, aunque eso le acarreara muerte a su casa. Pero sucedió exactamente lo contrario, porque Elías, la viuda y su hijo comieron durante muchos días.
Dios suple todas las necesidades
¿Cuántas veces pasamos por situaciones difíciles y andamos con el corazón cerrado – a causa de tantas preocupaciones – e incapaz de ver la situación de la persona que está a nuestro lado. Elías también tenía hambre, y la viuda tenía poco para su propio sustento y el de su hijo. Pero Dios la usó para sustentar a su profeta y, así, sustentó a todos. Esta es la prueba de que el Señor se preocupa por nuestros problemas.
Después de este hecho, el hijo de la viuda se enfermó y murió. Ella llegó a cuestionar el servicio de Elías (1 Reyes 17:18). Pero el Señor estaba poniendo su fe a prueba nuevamente. El profeta tomó al niño y clamó a Dios hasta que recibió la vida nuevamente (1 Reyes 17:19-22). Cuando Elías entregó al niño vivo en los brazos de la madre, ella lo reconoció como un hombre de Dios verdadero (1 Reyes 17:23-24).
Ahora piense: ¿cuántas cosas malas sucedieron? La sequía, el hambre, la muerte. ¿Cuántas cosas nos rodean diariamente como las dudas, la violencia, la falta de amor, de comprensión y las necesidades?, en fin… Todo puede llevarnos a no creer. Sin embargo, la fe es algo inexplicable, y sólo vive el milagro quien tiene el coraje de poner la fe en práctica.
Dios demostró que, en verdad, se ocupaba de ellos. Envió a Elías a un lugar donde todos tenían sustento y resucitó al único hijo de una mujer que ya no tenía la presencia del marido. La viuda de Sarepta es un ejemplo del que no podemos dejar de confiar nunca; debemos confiar más allá de las circunstancias que nos rodean. Porque aun sin ver una solución, llegará de una manera sorprendente. Basta con solo creer.
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