Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte.Escena cotidiana en la vida de los niños:
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado.
Salmos 16:5-6
Madre: Mi hija, ¿Por qué lloras?
Hija: Es que quiero otro pastel
Madre: Pero tienes tu propio pastel, puedes comerte ese
Hija: No, es que yo quiero el pastel de ella… (señalando a otra niña)
Aunque pudiéramos pasar desapercibidas e ignorar estas sencillas escenas en la vida cotidiana de los niños, en realidad no son exclusivas de ellos, aún nosotras como más adultas replicamos muchas veces la misma insatisfacción de un corazón que no está agradecido de su porción.
Estudiemos juntas tres hermosas verdades acerca del involucramiento de Dios en todo lo que experimentamos y poseemos en nuestras vidas.
Dios ha escogido mi porción
El mismo Dios es Quien escoge y reparte a cada uno lo que tiene. El salmista lo declara así: “Él nos elegirá nuestras heredades…” Salmos 47:4. Es decir, que todo lo que actualmente poseemos, como familia, trabajo, amistades, dones y talentos, rasgos físicos, condición física; e incluyendo todas nuestras posesiones no han sido otorgadas al azar, sino que aun esto es sustentado por los propósitos divinos del Señor.Dios ha escogido para mí lo más hermoso
No es de ignorar que cada uno tiene una porción diferente, de una forma distinta, y hasta de colores muy diferentes a la de otras (haciendo alusión a un sentido figurado), pero es nuestra tarea encontrar la hermosura de nuestra porción y disfrutarla.¡Tu porción es bella! Pide al Señor que abra tus ojos para apreciar Sus grandiosas bondades en tu vida.
Dios es mi mejor porción
¿Cuál es tu mejor tesoro? Cristo es lo más valioso, y no nada de lo terrenal. Él es Eterno, es Incorruptible e Imperecedero. Él es el Dueño de mi herencia.Antes de quejarnos contra Dios y con otros por las circunstancias que nos ha tocado vivir, especialmente de las cuales no hayamos tenido ningún control, podemos elegir estar gozosas y satisfechas en todo momento al estar convencidas de que nada se ha escapado de Su vista. Y de esta manera, vivir libre de amargura, quejas y envidia.
¡Encontremos hoy Su belleza en todo lo que somos y tenemos!
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