Sin embargo, este pasaje bíblico nos muestra a alguien que sí disfrutaba de hacer la voluntad de Dios:
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de mi corazón. (Salmo 40:8).
Pareciera que el salmista nos deja muy altas las marcas. Porque a veces no es tan agradable hacer la voluntad de Dios, ¿no?. Algunas veces es difícil obedecer al Señor.
Sabemos que al hacer lo que a Dios le agrada, nosotros tenemos bendición; pero no siempre lo podemos lograr.
¿Por qué?
Lo que sucede es que tratamos de hacerlo en nuestras fuerzas, con nuestra propia voluntad.
La clave está en dejar que Dios ponga en nuestro interior su Palabra. Él promete que escribirá sus mandamientos en tu corazón:
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.(Jeremías 31:33).
Esta es una bellísima promesa de nuestro Dios y Padre. Es hermoso saber que Él mismo se ocupará de poner en nuestro corazón el deseo de amarle, obedecerle y servirle, ¿no crees?
Hoy puedes empezar a pedirle a Dios que Él mismo ponga su palabra en tu mente y en tu corazón.
¿Cómo pone Dios sus enseñanzas en tu corazón?
Leyendo la Biblia. Ahí vas a encontrar la voluntad de Dios y el Espíritu Santo se encarga de grabarla muy dentro de ti.
Cuando sea el momento de ponerla en práctica, Él te impulsará a actuar de acuerdo a lo que el Señor te pide en su Palabra.
Al principio te sorprenderás de actuar de manera diferente a lo que siempre has acostumbrado. Poco a poco irás experimentando alegría al hacer lo que a Dios le agrada.
Te animo a que leas la Biblia, o escuches predicaciones, también los cantos de alabranza a Dios serán usados para esculpir en tu corazón su voluntad.
Hay promesas y bendiciones especiales para todos los que se deleitan en Dios, en su Palabra y en hacer su voluntad. Él sabe cumplir sus promesas para quienes se empeñan en agradar su corazón.
Por ahora podrías empezar haciendo esta oración:
¨Espíritu Santo, te pido que selles en mi corazón la Palabra de Dios cuando la lea, revélame lo que a Dios le agrada cuando escuche la enseñanza de la Biblia, habla a mi corazón de la forma que tú desees; porque quiero tener un especial placer en hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos, sólo para agradarle. En el nombre de Jesús¨.
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