Dicen
por ahí que no es lo mismo saber que se ama que sentirlo. Amar no es un
sentimiento intangible, todo lo contrario, es un sentimiento lleno de
detalles y muestras de cariño, afecto, lealtad, confianza, respeto,
paciencia y un sinnúmero de demostraciones. Desde un saludo, una simple
llamada, un abrazo, una carta, un dejar el orgullo y pedir perdón, un
volver a empezar de cero por que la otra persona nos importa. Estar
dispuesto a renunciar para servir a otro. ¿Te suena de algo?
Los
seres humanos somos seres relacionales, nos gusta socializar y
establecer vínculos. Unos más profundos que otros, pero creo que no
existe nadie en el mundo que no tenga amigos o si fuese el caso serían
muy pocos los hombres que no se relacionasen con absolutamente nadie.
Así que si tenemos amigos, somos amigos, entonces tenemos familia,
tenemos hermanos.
Aunque
hoy y mañana son días enfocados comercialmente para celebrar el amor y
la amistad, creo que no hay un día único para honrar estas relaciones,
porque todos los días son ideales para hacerlo, es más debería ser un
ejercicio diario, amar y perdonar a los demás. Dar lo mejor de nosotros
mismos para el bienestar de otro, como lo hizo Jesús con nosotros. Dar
su vida por amor para que tú y yo fuésemos salvos y considerados familia
suya es el mejor regalo que Dios nos ha dado. Por su amor, somos amigos
y hermanos de Jesucristo!
¿Tienes amigos? ¡Cuídalos!
¿Tienes amigos? ¡Valóralos!
¿Tienes amigos? ¡Respétalos!
¿Amas a alguien? ¡Recuérdaselo!
¿Amas a alguien? ¡Escúchalo!
¿Amas a alguien? ¡Perdona sus errores!
Es
muy fácil amar a lo que nos aman. ¿Qué mérito tiene? dijo el Señor. Él
nos pidió algo más grande y más fuerte. Amar a quien no lo merece, amar a
nuestros enemigos, amar a quien no nos ama. Difícil ¿cierto? ¿Cómo
podemos amar a nuestros enemigos? Imposible! Podemos pensar que Jesús
pudo hacerlo porque era el Hijo de Dios y para él todo era posible. Amar
a quién le entregó y traicionó a la vez que a sus verdugos ¡Pues no! Es
una excusa inmadura. Él nos hizo especial hincapié en este mensaje
porque amar a quien no lo merece es alcanzar la perfección del amor.
Amar a quien no nos ama, amar a quien no lo merece, amar a quien se ha
burlado y reído de nosotros es la demostración más grande de la nobleza
de nuestro corazón y de la dependencia del Señor porque imitamos su
carácter.
Tengo
amigas desde mi adolesencia. Crecimos juntas, nos hicimos mayores y tenemos actividades diferentes. Hoy, somos muy distintas pero seguimos
hablando y compartiendo. Hoy, a pesar de los años seguimos animándonos y
compartiendo. Aunque vivimos lejos, hablamos con cierta frecuencia y
nos vemos de vez en cuando. Pero amarlas a ellas es muy fácil a pesar de
que a veces tengamos algunas diferencias, porque más que mis amigas son
mis hermanas. Sé que puedo contar con ellas como ellas conmigo y
siempre habrá en nuestro corazón amor, respeto, cariño, amistad y
confianza. Pero… ¿y las otras relaciones que no son tan perfectas? ¿Las
relaciones en las que hay dolor, silencio, distancia, malos recuerdos,
resentimiento y tristeza? ¿Qué pasa con esas relaciones? Es allí donde
deberíamos de enfocar nuestra mente y corazón, porque es precisamente de
esas relaciones de las que el Señor nos pedirá cuenta un día y nos
preguntará ¿por qué?
Aprendamos
de su amor y eterna fidelidad. Aprendamos de su misericordia y
paciencia. Aprendamos de su nobleza y misericordia para comportarnos con
los demás como él ha sido y es con nosotros.
La manera de obedecer y reflejar el amor de Cristo. El amor que nos amó
sin merecerlo y dio su vida por pecadores e injustos, entre los que
estábamos tú y yo.
Y en este tiempo de amor y amistad mis deseos para ti y los tuyos son:
¿A quién vas a amar hoy? ¿A quién vas a cuidar hoy? ¿Por quién darías tu vida?“Que el Señor te muestre su amor constante y su fidelidad.”(2 Samuel 15:20)
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