El hombre humilde de corazón es bienaventurado, según las escrituras, es feliz, ese hombre de corazón humilde es aquel que no se opone ni se cree mayor a su Dios y quien viene a él para decirle: Encamíname, enséñame tu verdad, te necesito Dios, trae salvación a mi alma, en ti están mis días, en ti confío, cuídame, susténtame, trae vida, paz, sabiduría y conocimiento de tu palabra, quiero conocer tu preciosa verdad, deseo agradarte Señor y decido vivir en tú presencia.
Amados hermanos; aquello que no deja que hombres y mujeres busquen y acepten a Jesús como la verdad de Dios para salvar al hombre del juicio del Señor, es el maligno, el Diablo, el enemigo de nuestras almas, quien engaña a las personas haciéndoles creer que él no existe, que es un ser imaginario, está al asecho, listo para confundir, para destruir y matar la creación que Dios más ama, el hombre y la mujer...
Salmo 25:5 Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día.
1 Pedro 5:8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.
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