Hechos 16:14 -15
Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de
púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor
abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y
cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo
sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad.
Y nos obligó a quedarnos.
Lidia tiene el honor de ser la primera creyente
registrada en Europa. Era parte de un grupo de gentiles que se sentían atraídos
por el judaísmo, pero que aún no se habían convertido.
Probablemente era una mujer griega que vivía en un
asentamiento romano. Su nombre indica su procedencia: provenía de la región de
Lidia en Asia Menor, más concretamente de la ciudad de Tiatira. En Tiatira los
diversos oficios artesanos estaban organizados en gremios, siendo uno de los
más importantes el de los tintoreros, conocedores del secreto de la tintura de
púrpura con raíz de rubia (en vez de hacerla con crustáceos, como se hacía en
otros centros productores de púrpura del mundo antiguo). Dicha tintura, luego
llamada "rojo de Turquía". A la iglesia en Tiatira dedica Juan una de
sus cartas en Apocalipsis 2:18-29.
La Biblia nos dice que era vendedora de púrpura. Que
no se haga mención de su esposo y que, al mismo tiempo, se la describa como
comerciante y dueña de casa sumado al hecho de que invitara a Pablo y a sus acompañantes
a su hogar hacen pensar que era una mujer viuda de alto estatus social.
Junto a Pablo iban en este segundo viaje misionero
Timoteo, Silas y Lucas. Habían estado recorriendo las regiones del Norte de
Asia Menor, pero, una noche, Pablo tuvo una visión de un hombre macedonio
pidiendo que fueran allí (Hechos 16:9). Obedeciendo a la voz de Dios, Pablo y
sus compañeros de viaje dejaron Asia y pasaron a Europa cruzando el mar Egeo.
Vivía en Filipos, en la Macedonia griega, donde
encontró a Pablo, quien estaba haciendo su segundo viaje misionero. Los hombres
se la encontraron reunida junto a otras mujeres honrando el Sabbat en un río
cerca de Filipos. Ese hecho nos dice que es muy probable que no hubiera
suficientes hombres judíos en Filipos para abrir una sinagoga.
Pero Lidia estaba buscando de Dios, ella “adoraba a Dios” y cuando escuchó a Pablo
¡todo comenzó a cobrar sentido! Automáticamente su corazón se abrió para
comprender el mensaje de salvación. Y tanto ella como su familia recibieron a
Cristo y fueron bautizadas.
Juan 6:44
Ninguno
puede venir a mí, si el Padre que me
envió no le trajere
Esto es algo que Dios debe hacer en todo aquel que
cree. Es por eso que el elemento más importante en el evangelismo es orar a
Dios para que abra los corazones de aquellos a los que se va a predicar para
que haya una conversión verdadera.
Después de esto, Lidia insiste grandemente a Pablo y
a los hombres que viajan con él que se queden en su casa. La Biblia dice que
los “obligó”, de tantos ruegos y
peticiones que les hacía para que se hospedaran allí.
La conversión de Cornelio (Hechos 16:15), de Lidia y
su casa (Hechos 16:6-8) y del carcelero (Hechos 16:16-18) marcan el comienzo de
la iglesia de Filipos. En Hechos 16:40 vemos como Pablo y los demás hombres,
habiendo salido de la cárcel, fueron a casa de Lidia y “habiendo visto a los hermanos, los consolaron y se fueron”. Los
creyentes comenzaron a reunirse en casa de Lidia y formaron una iglesia amada
por Pablo que estuvo en su mente y en su corazón mientras esperaba su juicio en
la cárcel de Roma (Filipenses 4:10, 14, 17-18).
La Escritura dice que Dios abrió el corazón de Lidia
para responder al mensaje del evangelio. Y de ahí, nació la iglesia de Filipos.
¡Dios hace grandes cosas con corazones dispuestos!
Santiago 2:17
“Así también
la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.”
Lidia nos da el ejemplo de cómo un creyente debe
responder al evangelio. Desde el primer momento en el que recibió a Cristo como
su Salvador personal, el Espíritu Santo comenzó a hacer Su obra transformadora
en ella y Lidia respondió con sus obras: hospedó a los misioneros y abrió su
casa a los primeros creyentes de Filipos.
De la disposición del corazón de Lidia surgió el germen
de la iglesia de Filipos. ¡Cuánto no podrá hacer Dios contigo si se lo
permites! Seamos como Lidia y abramos nuestro corazón a Dios para que Él se
glorifique a través de nosotras.
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