Como
padres, sabemos que, a medida que nuestros hijos crecen, el sexo comienza a estar
presente de una manera u otra. Vivimos en una sociedad híper sexualizada en la
que, por mucho que queramos protegerlos, el sexo es omnipresente. En aras de la
libertad, queramos o no, nuestros hijos reciben información. A veces buena, a
veces mala.
¿Lo
mejor? Que tus hijos puedan tener la información sobre el sexo que ellos
necesitan de ti, que puedas ayudarles a comprender qué dice la Palabra de Dios
sobre las relaciones, sobre el sexo, sobre qué hacer o qué no hacer conforme a
lo que Dios dice.
Mucha
de toda esta información que reciben es falsa o está tergiversada y les hace
tener ideas equivocadas. Por eso hoy voy a hablarte sobre 8 mentiras que
nuestros jóvenes creen sobre el sexo, con la idea de que puedas usarlas en una
conversación abierta con tus hijos y conocer su punto de vista.
Una
vez que sabemos lo que piensan, podremos ayudarles a ver el sexo tal y como
Dios lo ve y ayudarles a sacar estas idea falsas que tienen sobre él.
1. Todo
el mundo lo hace
No.
No todo el mundo lo hace. No todo el mundo tiene sexo antes del matrimonio ni
hay ninguna ley no escrita que dice que, si algo está mal, deja de estarlo tan
solo por el hecho de que todos lo estén haciendo. Hay muchos jóvenes que
esperan hasta el matrimonio, hay muchos jóvenes que no ceden a la presión de
los amigos para tener sexo a edad temprana. Pero se necesita ser fuertes para
decir “no”. Y se necesita aún ser más fuertes para decir “no, porque no es esto
lo que Dios quiere que haga”. Ayudemos a nuestros hijos a fortaleceré en el
Señor y en el poder de Su fuerza para resistir.
2. No
es para tanto.
Sí,
sí lo es. Involucrarse físicamente con otra persona no sale gratis. Siempre hay
consecuencias físicas, emocionales y espirituales. Y es precisamente por eso
por lo que Dios puso tanto énfasis en el marco adecuado (y, consecuentemente,
la edad y la madurez apropiadas) para tener cualquier tipo de contacto sexual.
Nuestros jóvenes tienen que tener claro que tener sexo fuera del matrimonio
siempre trae consecuencias y es nuestra obligación recordárselo.
3. La
virginidad solo se pierde cuando hay una relación con penetración
Hay
jóvenes que piensan que siguen siendo vírgenes sin importar lo que hagan o
cuánto se toquen mientras no haya coito. La virginidad, sin embargo, va más allá.
Es una elección consciente de no involucrarse en ningún tipo de práctica sexual
hasta el matrimonio. Dejemos claro en caso qué es la pureza y qué significa
para la vida de una persona.
4. El
sexo y el amor son lo mismo.
No,
no son lo mismo, son un complemento. Que estés enamorado no significa que esa
sea una razón para acostarte con alguien. El amor es una decisión y el sexo también.
Muchas veces nuestros jóvenes piensan que, si sienten amor por alguien, lo
lógico es que tengan sexo con esa persona. Ayudémoslos a separar ambas cosas y
a que tomen buenas decisiones.
5. El
sexo es un pecado menor.
El
pecado no tiene medida. No hay grande pecado grande ni pecado pequeño. ¿Es
matar lo mismo que contar una mentira o tener sexo con alguien fuera del
matrimonio? Quizás a nuestros ojos no, pero a los ojos de Dios, sí. Hablemos
con nuestros hijos para dejarles claro que pecado es pecado en todo momento.
6. Mi
fuerza de voluntad es mayor que cualquier tentación
Eso es lo que pensamos en todas las áreas de nuestra vida… y eso es lo
que nos hace fallar en muchas de ellas, incluyendo el sexo. La tentación muchas
veces es mucho más fuerte de lo que nosotros pensamos. Ayudemos a nuestros
hijos a mantener sus ojos fijos en Dios y a que puedan poner límites que les ayuden
a resistir la tentación.
7.
Ver porno o masturbarse no cuenta como sexo.
El sexo no tiene que ver solo con lo físico, sino también con lo
mental. De aquello que llenemos nuestra mente hablará nuestra vida. Llenar nuestro
corazón de pornografía o masturbarse son el primer paso para que el sexo se convierta
en algo “normal” o “habitual” y a que banalicemos su importancia.
8. Ya
he tenido sexo, así que todo esto no me importa.
Nunca es tarde. Dios siempre perdona al que se arrepiente (=pide
perdón y cambia su conducta) y da nuevas oportunidades cada mañana. Si nuestros
hijos ya se han involucrado en cualquier tipo de relación sexual con otros,
deben tener claro que pueden comenzar de nuevo y que Dios los está esperando
con los brazos abiertos si quieren hacer Su voluntad.
Hablemos con nuestros
hijos de todos estos temas aunque para algunas pueda ser difícil. El sexo es
algo natural, es algo creado por Dios. No lo hagamos un tabú ni pretendamos que
nuestros jóvenes tomarán decisiones adecuadas aunque no tengan dirección alguna
sobre el tema.
¿Qué piensas sobre el
tema? ¿De qué manera has abordado o piensas abordar el tema del sexo con tus
hijos? ¡Cuéntanos tu experiencia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario