domingo, 30 de diciembre de 2018

Dios está con los íntegros de corazón





“Entonces los demás administradores y altos funcionarios comenzaron a buscar alguna falta en la manera en que Daniel conducía los asuntos de gobierno, pero no encontraron nada que pudieran criticar o condenar. Era fiel, siempre responsable y totalmente digno de confianza.” Daniel 6:4



La integridad de los rectos los encaminará; pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos”. (Proverbios 11:3) En muchos lugares de la Biblia encontramos que Dios se toma muy en serio el tema de la santidad, Él mismo se llama a sí mismo un Dios santo y nos invita a serlo en diferentes porciones como en el capítulo 1 de la primera carta del apóstol Pedro: Sean santos, porque yo soy santo. El autor de la carta a los hebreos en el capítulo 12 también menciona lo siguiente: “Sigan la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Finalmente por mencionar una referencia más Jesucristo enseñó en su primer sermón publico conocido como el sermón del Monte y capturado en el capítulo 5 del Evangelio de Mateo que: “Sean felices los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. La Biblia enseña que fuimos salvados no por nuestro buen corazón ni nuestras buenas acciones sino por la gracia de Dios, es decir no dependió de nosotros el ser perdonados y rescatados de la muerte eterna (Efesios 2:8) pero también enseña que somos “hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras”.  (Efesios 2:10). Es decir, la vida cristiana debe convertirse en un proceso diario y continuo de purificación y santidad, Dios espera de nosotros que vayamos despojándonos más y más de todo pecado y maldad y escogiendo agradarlo y vivir de manera recta y pura. Porque serán los de limpio corazón y los que viven perseverando contra el pecado (Mateo 10:22) quienes verán a Dios y serán usados por Él.

¿Cómo es el corazón de un hombre íntegro?
Una buena descripción la encontramos en nuestra lectura bíblica del día de hoy la cual hicieron los enemigos de Daniel y Dios se encargó de que quedara impresa en su Palabra para siempre: “Comenzaron a buscar alguna falta en la manera en que Daniel conducía los asuntos de gobierno, pero no encontraron nada que pudieran criticar o condenar. Era fiel, siempre responsable y totalmente digno de confianza”. La Real Academia Española define “íntegro” como: una persona recta, probada e intachable; que no carece de ninguna de sus partes. Nos gusta hablar de lo buenos que somos y evadir aquello en lo que no somos tan buenos, fieles o rectos sin embargo, una persona íntegra es aquella que por más que se analice cada área de su vida al final se concluye que: no hay nada que criticar ni nada que condenar. ¿Cómo puede llegar una persona a desarrollar una vida tan ejemplar? El primer paso se da cuando se decide en el corazón a quién se le será fiel por encima de cualquier cosa, porque mientras no estemos seguros de querer quitar todo pecado en nuestra vida ni nos hayamos comprometido a buscar al Señor y leer su Palabra cada día no lograremos ser constantes, estables ni mucho menos fieles en nuestra relación con Él. Un corazón que no le es fiel en cada área sino sólo en las que le convienen o las que no le cuesta tanto serlo es un corazón que “carece de alguna de sus partes”, es decir que no vive en integridad y la santidad no está en él. Bien lo dijo Josh McDowell en su libro “es bueno o malo” que a alguien que habla con la verdad siempre le podemos creer siempre, pero a alguien que habla con la verdad “a veces” ¡no podremos creerle nunca! Un íntegro es aquel en quien puedes confiar, es el mismo en público y en privado, es alguien guiado por su amor al Señor y por su anhelo de agradarlo aún por encima de sus propios deseos.

Dios cuida de los íntegros
Nuestra lectura bíblica de hoy comienza con el reinado del rey Darío que como veíamos en el estudio de ayer tomó el poder de Babilonia tras el asesinato de Belsasar el hijo de Nabucodonosor.  Darío escogió a Daniel y un par de personas más como administradores de todos los funcionarios de las provincias del reino y “pronto Daniel demostró ser más capaz que los otros administradores y altos funcionarios”, razón por la cual “el rey hizo planes para ponerlo frente al gobierno de todo el imperio”. Esta decisión no fue bien tomada por los demás funcionarios por lo que buscaron alguna falta en su vida con la que lo pudieran desacreditar ¡y no la encontraron! “Finalmente llegaron a la siguiente conclusión: Nuestra única posibilidad de encontrar algún motivo para acusar a Daniel será en relación con las normas de su religión”. ¡Qué gran honor saber que el enemigo no encuentra nada en nuestra vida contra el Señor! Y por lo tanto lo único que le queda por hacer es tratar de destruir nuestra relación con Dios mediante ataques a nuestra fe y nuestra confianza en Él. ¿Qué harías si supieras que en tu ciudad hay una nueva ley que ordena ejecutar a quienes oren a Dios? Más de uno buscaríamos la manera de orar sin que nadie se diera cuenta, tal vez en nuestra mente, escondidos en un baño o en algún lugar “seguro” ¿Qué hizo Daniel? “Fue a su casa y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con las ventanas abiertas… oraba tres veces al día, tal como siempre lo había hecho dando gracias a si Dios”. Porque quien vive en integridad y mantiene una relación con el Señor ¡no será jamás intimidado por el enemigo ni permitirá que nada lo haga rendirse en su fe ni mucho menos esconderla! La motivación en el corazón de Daniel no era provocar al enemigo sino dejarle en claro a propios, extraños y a su Salvador que no dejaría de platicar con su Salvador y darle gracias por todo su amor y cuidado.

Conclusiones
Daniel fue arrojado a un foso lleno de leones hambrientos por orar a Dios a pesar de ir en contra del decreto del rey. ¡El rey no tenía intención de afectar a Daniel! “Muy temprano a la mañana siguiente, el rey se levantó y fue de prisa al foso de los leones. Cuando llegó allí, gritó con angustia: -¡Daniel, siervo del Dios viviente! ¿Pudo tu Dios a quien sirves tan fielmente rescatarte de los leones?” Hazte hoy esta misma pregunta a ti mismo: ¿Puede tu Dios a quien sirves fielmente rescatarte de tus problemas, tus pecados y tus enemigos?, ¿puedes creer que si pones toda tu confianza en Él no serás defraudado?, ¿estás dispuesto a pagar cualquier precio por más alto que sea con tal de mantener tu relación con Él aun cuando al hacerlo esté en riesgo tu trabajo, tu corazón o tu vida misma? ¡Dios es DIGNO de toda nuestra confianza! Cuando la prueba haya venido con toda su fuerza con nosotros sin lograr movernos de nuestra fe podremos decir como dijo Daniel: “Mi Dios envió su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Él”. ¡Yo quiero ser inocente ante los ojos de mi Señor! Quiero agradar su corazón, ganarme su confianza y ver su mano sobre mi vida. ¡Por supuesto que no será sencillo! Hay que pagar primero el precio por conocerlo, buscarlo, amarlo y sobre todo honrarlo rechazando toda corrupción, maldad, falta de perdón e inmoralidad. Al final los enemigos de Daniel murieron en el foso que habían preparado para matarlo a él y una vez más en todo el imperio de Babilonia otro rey hizo un decreto y una declaración del poder y la grandeza de Dios. Porque una vida de integridad nos llevará inevitablemente a poner el nombre de nuestro Salvador en alto y a honrarlo y agradar su corazón en lo privado y en lo público, en la tierra y en el Cielo. “Ordeno que en mi reino toda persona tiemble con temor delante del Dios de Daniel. Pues él es el Dios viviente, y permanecerá para siempre. Su reino jamás será destruido, y su dominio nunca tendrá fin. Él rescata y salva a su pueblo, realiza señales milagrosas y maravillas en los cielos y en la tierra”.

Ideas para tu Oración de Hoy
1. ¿Te ha mostrado el Espíritu Santo alguna área de tu corazón que al no estar en santidad no te permite vivir en integridad? Lo ha hecho para que tomes una decisión al respecto. Confiesa tus pecados, cambia de rumbo, deja de hacer lo que desagrada a Dios y haz un plan para vivir en santidad te cueste lo que te cueste.
2. Haz en tu oración de hoy una declaración de fidelidad, comprométete con Dios a serle fiel a Él por encima de a cualquier otra persona, deseo o situación. Pídele al Señor que te recuerde este compromiso con Él cada vez que seas tentado a hacer algo malo o dejar entrar el pecado en tu vida.

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