“Dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.” Mateo 5:16
En tiempos antiguos establecer una ciudad en una parte alta de un cerro le permitía a la gente entre otras cosas divisar a lo lejos si venía algún ejército enemigo contra ellos para poder prepararse con tiempo ante una posible batalla. En nuestra breve lectura bíblica de hoy nos hemos detenido en una porción del Sermón del Monte, el primer discurso público de Jesús y tras iniciar con una serie de declaraciones individuales conocidas como las bienaventuranzas ahora se está dirigiendo a toda la gente que lo escucha y que tiene fe en Él para decirles: Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse. ¡Hemos sido llamados a ser el ejemplo que alumbre con nuestro estilo de vida la oscuridad en la que vive la gente! Somos como una ciudad en alto de una colina que todos pueden ver, ¡no escondas tu fe! Dios te ha puesto donde estás para que seas la luz que le permita a la gente ver su condición y tomar la decisión de si le entregará o no a Jesucristo el control de su vida.
Deja que los demás vean lo que Dios ha hecho en ti
“Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta…“. En los tiempos de Jesús no existía la electricidad, no había interruptores, focos ni linternas de modo que cuando caía la noche solían encender lámparas de aceite para iluminar una habitación, cuando alguien encendía estas lámparas ¡no era para ponerlas bajo una canasta! Al contrario se ponía en un candelero en alto para que todos pudieran ver lo que estaban haciendo. Algunos hemos malentendido el mensaje y hemos creído que para que la gente pueda ver debemos “golpearlos” con la lámpara para que reaccionen, ¡pero esto no es lo que dijo Jesús! La vida de un verdadero cristiano que ama al Señor y vive de manera íntegra ¡brilla por sí sola! Hace muchos años escuché a un pastor mencionar la siguiente frase: Refleja a Jesús en todo momento y todo lugar y cuando sea necesario usa las palabras. Es decir, ¡vive de manera ejemplar! Escoge siempre el camino de la honestidad y la rectitud, sé el primero en perdonar y el último en rendirte ante la adversidad, en medio de las pruebas afírmate en tu fe en el Señor para que otros sean atraídos por tu paz y estabilidad y quieran “lo que tú tienes” que te hace diferente. El apóstol Pablo menciona en el capítulo 3 de su carta a los filipenses lo siguiente: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús“. La palabra “asir” no es muy común en el vocabulario que escucho cada día pero significa: tomar o sujetar algo con la mano (www.rae.es). Hemos sido asidos por Jesucristo con el propósito de asir a otros. Hemos sido iluminados por su amor y salvación para llevar su luz a toda habitación obscura y sanar la ceguera en el corazón y la mente de las personas. ¡No escondas tu luz bajo el temor del qué dirán o la presión social!
La luz revela lo que la obscuridad oculta
“…en cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa“. La luz no solamente nos ilumina para ver por donde vamos caminando también revela nuestra condición. Cuando estamos en un lugar obscuro y de pronto somos alumbrados quedamos expuestos de modo que otros pueden ver si estamos sucios o desarreglados, es posible percibir en nuestro rostro nuestro estado de ánimo y si estábamos haciendo algo que otros no sabían pues no nos podían ver queda ahora descubierto. ¡No a todos les gusta ser expuestos a la luz! Y en gran medida eso sucede con muchas personas que no quieren acercarse a Dios pues saben que al hacerlo quedarán expuestas muchas decisiones incorrectas que toman, saben que ante la confrontación de la rectitud y la verdad de la Biblia tendrán que decidir cortar con su estilo de vida que no agrada a Dios o bien ignorar públicamente la fe que ya ignoran en privado. La luz de Jesús llega a ser incómoda para quienes quieren seguir viviendo bajo las sombras del pecado de la sociedad, ¡no es de sorprenderse que tanta gente rechace al Señor y a su Palabra! Incluso hay personas que han hecho su rechazo a la luz más sutil, los puedes ver cargando una lámpara de aceite bajo el brazo que nunca encienden, te hablan de dónde la compraron lo mucho que les gusta y lo útil que ha de ser, ¡pero no la utilizan! Por más que digamos que somos cristianos y que creemos en Dios si vivimos ignorándolo a Él y a su Palabra no somos más que una lámpara a la que le sacamos brillo de vez en cuando pero que nunca hemos experimentado el calor del Señor ni su llama viva moviéndose dentro de nosotros.
Conclusiones
“De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial“. Hemos sido llamados a brillar no para que podamos ver la suciedad en la vida de los demás y así nos sentemos a juzgarlos, acusarlos o menospreciarlos. El corazón de Dios revelado por Jesucristo era bastante claro: ¡brillen con toda su intensidad para que los demás los vean y reconozcan que el Padre celestial los ha transformado y sean así atraídos a Él! Si bien no hemos sido perdonados ni salvador por nuestras buenas acciones sino por la misericordia y el amor de Jesús sí podemos decir que hemos sido salvados PARA hacer buenas acciones, para vivir una vida intachable e irreprensible de modo que quienes nos conocen no puedan más que concluir que lo que sea que estamos haciendo ellos lo quieren hacer, a donde sea que estamos yendo para ser transformados quieren ir también y en lo que sea que estamos creyendo, ¡quieren también ellos creer! Que la luz de Jesús brille en tu trabajo, en tu escuela, en toda tarea o responsabilidad que ponen en tus manos, en la manera que conduces tu auto, en el conocimiento que tienes de la Biblia y en cómo la compartes con los demás, en cómo amas a tu esposa y a tus hijos, en el modo en que provees fiel, sabia y puntualmente para los tuyos, en tu facilidad de perdonar y dar nuevas oportunidades así como Cristo ha hecho contigo. ¡Que tu luz brille en todo lo que hagas, en todo lugar y ante todos los que te rodean! Pon en alto el nombre de Jesucristo, que el conocerte sea el factor determinante para que otros conozcan al Señor y le entreguen su corazón.
1. ¿Cuándo fue la última vez que dejaste que la luz de Jesús brillara en
tu casa, escuela o trabajo? Pídele a Dios que te ayude a vencer tus
miedos e inseguridades, pídele perdón por rechazarlo u ocultarlo delante
de los demás y pídele oportunidades de compartir tu fe y lo que Él ha
hecho contigo con más personas.
2. ¿Has notado que a algunas personas les molesta cuando les hablas de Jesús? Tal vez los estás golpeando con la lámpara, pídele sabiduría a Jesús para que con tu manera de vivir cada día lo reflejes de tal manera que aunque no les platiques de tu fe sean atraída por ella y en el momento oportuno se acerquen a ti para que los guíes a Él.
2. ¿Has notado que a algunas personas les molesta cuando les hablas de Jesús? Tal vez los estás golpeando con la lámpara, pídele sabiduría a Jesús para que con tu manera de vivir cada día lo reflejes de tal manera que aunque no les platiques de tu fe sean atraída por ella y en el momento oportuno se acerquen a ti para que los guíes a Él.
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